domingo, abril 13, 2008

-Citas de viaje- Reflexiones..

Conocimiento

“La reflexión es un viaje a través del lenguaje: sumergirse en textos sedimentados en el pozo de la memoria, tender puentes entre discursos incomunicados; el discurso reflexivo es posada o prisión - detención provisional o definitiva - pero sobre todo laberinto”
Jesús Ibáñez, “Más allá de la sociología”

Cuantas veces viajamos sin necesidad de trasladarnos físicamente… Lo maravilloso de este tipo de viajes es que lo podemos compartir y plasmar a través del lenguaje. Hacemos autorreflexiones de nuestras vivencias, de nuestros pasados, con la nostalgia de ya haberlos vividos… de habernos separado de ellos. Recuerdos que muchas veces abruman y que otras nos hacen recordar que hemos recorrido un largo camino y que en este mundo estamos para esto: para caminar, solos o acompañados, pero caminar.
¡Que privilegio aquellos que viven y que lo pueden compartir con sus pares! Esos grandes autores que nos hacen sentir lo que han sentido al adentrarse en los oscuros laberintos – muchas veces sin salida- de sus memorias.


El tiempo en el viaje

“Soportar el tiempo del viaje. Hay un primer momento, gozoso, en que se logra romper del tiempo la continuidad inconmovible: viajando de Hong Kong a Londres, mi diez de noviembre de 1991 tuve treinta y dos horas, y otras veces he tenido días de quince o de veintinueve. El tiempo, entonces, se estira suavemente o se contrae, pierde esa majestad de mármol que es su bien más monstruoso: se hace muy ligeramente falible. Pero, una vez salvado ese tropiezo, el tiempo del viaje se vuelve un modelo a escala y despiadado del tiempo de una vida: hay un límite más o menos cercano, todo debe ser hecho en el apretado espacio de equis días pero, en este caso, el límite es explicito, se lo conoce de antemano. El viajero es siempre un condenado, y el tiempo y su desliz se vuelven aún mas angustiosos y aparece – se me aparece – la obligación de aprovechar a ultranza todos los momentos. Y todos los espacios: en tanto lugares, obscenamente la certeza de que uno nunca volverá a ese lugar. Modelo vergonzoso del aprovechamiento”.
Martín Caparrós, “Larga distancia”

Lo mismo sucede con la vida del ser humano, con su caducidad, Esta cita me llevó a recordar todos esos momentos íntimos, en los que disfruto del silencio exterior y de mi charla interior y me hago preguntas ancestrales como ¿Por qué estoy acá? ¿Para qué? … Y me doy cuenta de que todas esas preguntas me atacan y me angustian por una simple razón: el tiempo. Ese factor condenante de la vida, el más adultero y sagaz. ¡Que diferente serían las cosas si el tiempo no cronometrara nuestras acciones! No temeríamos a la muerte ni al error porque tendríamos infinitas posibilidades de remediar todo, de aprender y de hacer las cosas cada vez mejor.
El tiempo nos lleva a querer aprovechar todas las situaciones. ¿Quien no ha apurado las vivencias - incluso hasta hacerlas sin pensar en sus consecuencias - por el trote infernal del tiempo? El deseo de falso aprovechamiento nos estremece la piel cuando en momentos claves reconocemos el paso del tiempo… ver a una persona que hacía años no veíamos, cumplir años, sentir que los años pasan volando… Y lo mismo sucede con los viajes: como viajeremos estamos en todo momento estamos reparando en sacarle el mayor jugo posible a nuestros destinos.


Sin nombre

“Pero Marlow no era un típico hombre de mar (si se exceptúa su afición a relatar historias), y para él la importancia de un relato no estaba dentro de la nuez si no afuera, envolviendo la anécdota de la misma manera que el resplandor circunda la luz, a semejanza de uno de esos halos neblinosos que a veces se hacen visibles por la iluminación espectral de la claridad de la luna”

Joseph Conrad, “El corazón de las tinieblas”


Por más interesante que pueda ser una experiencia de viaje si ésta no esta adornada de un buen relato, de nada va a servir. El don de la escritura es un arma de doble filo: por un lado te aproxima a vivencias, por otro te lleva a mundos que uno adopta como reales pero en realidad estos solo se circunscriben al mundo de la fantasía del autor. Aunque después de esta oración anterior me detengo y pienso: de cualquiera de las dos formas es provechoso… ¿Por qué? Por que relatos maravillosos nos despegan de la realidad patética y mundana en la que estamos inmiscuidos día a día sin saber como exorcizarnos… Ese traslado al otro mundo nos permite descubrirnos como seres todopoderosos en donde hoy podemos ser piratas del mediterraneo, en un rato colonos americanos, y dentro de dos horas reyes de los más grandes imperios. Y todo esto debido al sencillo exterior de una simple nuez…








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